¡En que falle! Suele ser una frase muy utilizada por nosotros para referirnos a situaciones específicas donde hemos fallado con tal o cual propósito, ya sea en el ámbito profesional, espiritual, sentimental, familiar u otras diligencias que les debemos a la vida, me apresuro a decir esto porque creo que esta frase ha sido históricamente mal utilizada, estoy organizando un concierto llamado mis fallos unplugged, ya que he buscado un nombre para tal concierto y no he podido conseguir uno, este nombre surge porque a decir verdad todo artista que tiene un concierto y no sabe qué nombre ponerle, pone fulanito o fulanita unplugged
No sería un chucho discrepar con algunos, pero me arriesgo. Siempre se suele decir, en que falle cuando algo nos sale mal, nos votan del trabajo, termina la relación o simplemente cuando los hijos comienzan a sacar las uñas, pero pocas veces se reflexiona al respecto con un atocuestionamiento un poco más sincero y coherente que nos ayude a no rascarnos tanto nuestras conciencias. El punto es que se confunde la indiferencia con el fallo, que son dos cosas muy distintas, busquemos ayuda de nuestro pequeño Larousse, la verdad es que hay demasiadas definiciones del verbo fallar, por otro lado indiferencia significa actitud o cualidad indiferente, lo que quiero expresar es lo siguiente.
En ocasiones nos reprochamos cuando algo sale mal diciendo: ¿en que hemos fallado? sabiendo que en realidad no es que hemos fallado, sino, es que nos hemos hecho indiferentes a la situación y por eso pagamos las consecuencias de nuestras torpezas, nos hacemos los indiferentes dejando que las situaciones pasen con libre albedrio sin nosotros hacer absolutamente nada, entonces cuando viene el chuchaso solemos quejarnos, tranquilo fiera, tranquila leona, acepte su culpa y crezca como ser humano usted no falló en nada, usted se hiso indiferente a muchas cosas y por eso tome a gusto el dulce néctar de su apatía
Mi concierto tendrá como artista invitado un representante del género, que genero no sé ni me importa, pero ese artista tendrá un buen repertorio de canciones que nos gustan y que de seguro disfrutaremos al escuchar.
Aceptar que soy un indiferente consiente, es algo que cuesta duele en cierto sentido, y que es de valientes, ahora bien no aceptarlo traería como resultado dolores que después repollan en nuestra cotidianidad.
Acepto que el problema está en mí y que la solución no está en echarle la culpa a otro de mis desazones o atrincherarme en justificaciones que nos quitan credibilidad humana.
Ayer fue el concierto y todo fue bien, las ganancias no fueron las esperadas, pero la experiencia fue única e irrepetible, por primera vez acepte desenchufar mis fallas y aceptar que yo soy un perfecto indiferente que busca día a día hacer sonreír mis culpas.
0 comentarios:
Publicar un comentario